SF-2013

Bastó un empate contra el Bolívar, en El Campín, y una derrota contra el Bucaramanga, en el Alfonso López, para que el esfuerzo que nació en enero de 2005 se derrumbara en marzo de 2006.

De nada valió que Santa Fe volviera a una Copa Libertadores después de 26 años. De nada valió llegar a una final y estar a un punto de repetir en el segundo semestre. De nada valió que, ese mismo equipo penaba por el descenso, terminara siendo el equipo que más puntos hizo en un año, en ese 2005.

El técnico (el mejor que he visto dirigir al equipo en mi vida) fue despedido y para el segundo semestre de 2006, el 70 por ciento de la nómina que regresó a Santa Fe a una copa internacional también se había ido. Todo desembocó en ese 2007 que es mejor no recordar.

De pronto el recuerdo no aplica para este presente de Santa Fe. El contexto y la realidad cambian por el titulo de 2012. Puede ser. Pero en este fútbol colombiano de memoria cortoplacista, donde los resultados inmediatos mandan y la expectativa se convierte en presión en cuestión de tres derrotas, hay que pedir coherencia y, sobre todo, continuidad. Siempre.

Santa Fe tendrá que jugar mínimo 24 partidos entre Copa Libertadores y campeonato local (sin contar encuentros por Copa Postobón), con los respectivos picos de rendimiento que tiene cualquier equipo. Con las contingencias que ocurren siempre: expulsiones, lesiones, malos partidos, errores tácticos y tantos otros. Pasa que hay tanta efervescencia en el ambiente que, si la expectativa no es correspondida suele convertirse en decisiones apresuradas, si se omite está irremediable realidad.

Claro, cada quien tiene su propia expectativa. Cada uno es dueño de sus ilusiones. Lo relevante es que la institución tenga los objetivos claros. Que entienda cuáles son sus posibilidades y su realidad, y a partir de eso se planteen resultados que sean viables y conseguibles. Eso lo sabe el cuerpo técnico y los jugadores, y se lo informarán a los directivos. El hincha, mientras tanto, está en su derecho de ilusionarse con lo que desee. Para eso estamos.

A esta altura del año, ya resulta irrelevante estar o no de acuerdo con las contrataciones y los pocos refuerzos. Esta época siempre será propicia para combinar el cóctel de cada año: lo que se quiere, con lo que se puede: así es este mercado. Así es este fútbol colombiano. Lo importante es resaltar que, el mayor refuerzo es la continuidad de la nómina que cumplió el mayor sueño de todos. Lo importante es que, 6 de los 11 titulares que estuvieron el 15 de julio de 2012, estarán, de nuevo, en 2013. Eso vale más que cualquier gran contratación.

Durante los últimos tres meses, Santa Fe fue noticia muchas veces, más de lo necesario. Todo causó impacto. Siempre había opiniones, anuncios, rectificaciones, entrevistas; de todo. Pareció un presagio de lo que se viene. Casi todas las semanas habrá noticias y es tiempo de solicitar mesura en la parte directiva. De nuevo, y como siempre, César Pastrana comandará en un proyecto que fuerza de continuidad y esfuerzo ha vuelto histórico, con errores –como cualquiera-, pero siempre exitoso.

Como cualquier hincha por estas épocas tengo expectativas y deseos. Yo solicito que Santa Fe este por encima del resultado. Que sin importar lo que ocurra (uno espera sea mejor) el proceso se mantenga, que esa continuidad de nómina, pero sobre todo de filosofía, de manejo, se mantenga. Como ya vimos, esa coherencia es la única garantía de nuevas alegrías.

Sí, estoy consciente, que en esta realidad del mediocre fútbol colombiano, efímero, cambiante, convulsionado y olvidadizo, pedir continuidad para 2014 puede ser algo más complicado que ganar la Copa Libertadores.

Por: William Rincón
Twitter: @wrincon