Wilson Gutierrez

 

Antes de enfrentar la hoja en blanco tenía una considerable cantidad de argumentos para ‘valorar’ -como si eso fuera necesario- la gestión de Wilsón Gutiérrez como director técnico de Santa Fe. Pero en ese caso habría que deshojar un sinnúmero de argumentos que al final resultarían desvirtuados por aquellos que a pesar de cualquier resultado no están conformes con un nombre.

Y es que en el fútbol cuando la valoración recae en nombres, y no en planteamientos o resultados, existe la exposición a lo subjetivo. Toda opinión es respetable. Ahora, es como mínimo curioso que ante un empate de visitante el Presidente del equipo se vea en la necesidad de salir ante los medios a respaldar al técnico, como si los resultados rayarán en lo desastroso.

A fuerza de comentarios y rumores, Wilsón Gutiérrez está entendiendo que es la cabeza visible de un equipo grande. Que está expuesto a críticas por cada paso o cada decisión que tome. Lleva cuatro fechas y cada alineación, cada cambio, cada planteamiento está sujeto a opiniones que magnifican lo negativo y esconden lo positivo.

Aplaudimos desde esta tribuna la continuidad en la nómina que logró la dirigencia a principio de año. Esa continuidad también tocó al cuerpo técnico, que se ganó la posibilidad de seguir con su labor, gracias a una semifinal nacional y cuartos de final internacional. Fue una decantación que, al parecer, no conformó a un sector de la hinchada (y claro de la prensa) que opinan: «es demasiada plantilla para un técnico con tan poco nombre y recorrido». De nuevo, todo respetable.

Lejos de los lugares comunes de, «busquemos críticas constructivas» ó «todos halemos para el mismo lado», lo que hay que resaltar es el reto que tiene el entrenador de Santa Fe. No sólo tiene que responder a la expectativa de una nómina de jugadores consolidada, buscar un estilo de juego definido y, sobre todo, resultados convincentes; además tiene que enfrentar, de la mejor manera, la presión del murmullo de la prensa, que se replica sorprendentemente en un importante sector de la tribuna. Es uno de los condicionantes de dirigir un equipo de la envergadura de Santa Fe.

El señor Gutiérrez, creo, tiene la capacidad para esto. No cualquiera toma un equipo en plena competencia y lo lleva a ser protagonista en dos torneos, como ocurrió el segundo semestre de 2011. Tiene el reto de asumir que, las opiniones (y la memoria) son marcadas, mayormente, cada partido, cada alineación y cada cambio. Domingo a domingo tendrá que demostrarlo.

Eso sí, resulta algo inquietante que transcurridas cuatro fechas de un torneo como mínimo irregular haya que hacer balances sobre la gestión de un técnico. De pronto, es por la efervescencia que producen los torneos cortos.  De pronto, es porque pensar en procesos a largo plazo sosteniendo jugadores, cuerpo técnico y una idea de manejo duradera es una quimera que a nadie se le ocurre, porque simplemente hay que ir partido a partido.

Un técnico toma decisiones, día a día. Para eso le pagan. Pasa que en una institución con la repercusión que tiene Independiente Santa fe cada decisión tiene que estar acompañada de un resultado positivo, de lo contrario el murmullo, la subjetividad serán rocas difíciles de sortear para lograr la tan anhelada continuidad.

Por: William Rincón
Twitter: @wrincon