OmarGRANDE

 Cada vez estamos más cerca. Es imposible no ilusionarse con un nuevo título. Por más que me encuentre a poco más de 4.200 kilómetros de Bogotá, la ilusión se contagia, el corazón se acelera y no piensas en algo diferente a Santa Fe.

Hace un mes, William Rincón, columnista de este portal, escribía que cuando las cosas se hacían bien, tenían que salir bien. No siempre se cumple esta regla en el fútbol, pero ya era hora que algo estuviera de nuestro lado

Hay varias razones para explicar el momento que vive Independiente Santa Fe. Tener un técnico de la casa (a pesar de su poca experiencia), un presidente que es hincha y hace lo necesario para mantener al día los salarios de los jugadores, o una cantera que ha dado jugadores importantes como Camilo Vargas o Juan Daniel Roa. 

Personalmente, la mayor y fundamental razón es el sentido de pertenencia por la camiseta, ese que hoy, en un fútbol lleno de «mercenarios», se ha perdido.

Desde 2005, cuando Germán «Basílico» González nos llevó a una final después de varios años, comenzó una nueva etapa en Independiente Santa Fe, una nueva era con jugadores de la casa que tienen amor a la camiseta y de refuerzos colombianos o extranjeros, que se enamoraron de esta institución. 

No hay que desempolvar los libros de historia para ver que en Santa Fe hay una familia unida por encima de un equipo de fútbol. A pesar de las dificultades económicas, tener algunos medios de comunicación siempre queriendo ensuciar el nombre de la institución y de una que otra entidad del gobierno investigando hasta el último peso que entra (buscando la forma de desestabilizarnos deportiva y económicamente).

En Colombia, no existe una institución tan unida como la nuestra, lo puedo asegurar. Si, no es perfecta, hay muchas cosas que nos faltan por mejorar, personas por salir, pero al final todos se entregan por estos colores.

Algunas hinchadas se ufanan de llenar siempre, tener la mejor camiseta, hacer la mejor salida, pero al final se queda en eso. Nosotros somos diferentes. Nuestros jugadores se bajan el sueldo para seguir en el equipo, no aceptan ofertas de equipos en Colombia y no se cansan de repetir que son felices en Santa Fe.

Llegó la hora de volver a escribir los libros de historia y qué mejor forma que con estos jugadores que han dejado toda la garra santafereña en cada uno de los partidos que han disputado.

Dejemos de soñar, CREAMOS en que el título será una realidad.

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