¿Qué pasa cuando aquella dama, que por su belleza y carisma parecía inalcanzable, un día dice acepta esa salida a tomar café, y con el tiempo pronuncia ese anhelado ‘sí’, a aquella ineludible pregunta?

Así es el éxito. Así son las victorias. Son como una mujer hermosa que un día pasa de ser un ideal para convertirse en una realidad. Cuesta llegar al éxito, sí, pero cuesta más mantenerlo. Como mantener una relación victoriosa con esa dama ideal.

El querido Santa Fe a fuerza de coherencia, de sentido común y sobre todo de decisiones correctas de sus cabezas visibles encontró el éxito. Encontró las victorias que por décadas fueron más que esquivas. Fueron casi utópicas.

Pasa que la memoria, en la vida y en el fútbol, es tristemente cortoplacista. Santa Fe ha sido protagonista del fútbol colombiano desde el 2009. Siempre cercano a los triunfos. En 2009 llegó la Copa Colombia. En 2010, ese golpe que parecía insuperable (para qué recordarlo). En 2011, la injusticia de Liniers, y luego la derrota mañanera.

En 2012, llegó la alegría eterna. Antes, la institución tuvo que soportar tres golpes. Uno más fuerte que el anterior. Pero no bajaron los brazos. Por el contrario, se unieron, sufrieron, pelearon y triunfaron. Como aquel galán que fue rechazado varias veces antes del primer ‘sí’ de la bella dama.

Desde julio de 2012, la mente estaba puesta en lo que podía hacer Santa Fe en el primer semestre de 2013. Y uno, podría utilizar tantos adjetivos, valerse de tantos lugares comunes para poder describir estos 7 meses, y la verdad quedaría corto. Corto, porque las emociones, las victorias o las derrotas pueden ser descritas, la historia, la historia, amigo, sólo puede ser contada.

Claro, ocurre que la historia necesita de años para poder ser dimensionada. Y las alegrías, también las tristezas, que ha brindado este Santa Fe de la década, son recientes. Falta otra década para poder dimensionar y contar con detalle lo vivido en estos últimos años.

No encontrará acá, palabras de consuelo por la justa derrota en la final ante Nacional. Cada quien enfrenta las derrotas como puede, y asume las victorias como le sale. Lo importante, de nuevo, es recordar los golpes, -que por tantas victorias parecen lejanos-, sirvieron como el mejor combustible para lograr los títulos y la participación internacional.

Este Santa Fe histórico, si me permiten el atrevimiento de resumirlo en dos palabras, es continuidad y coherencia. Quién toma las decisiones, César Pastrana (aplauso de pie) no se dejó obnubilar por el éxito, ni cegar en la derrota. 

Durante estos años logró una idea que parece simple, pero es la más compleja: armar un equipo sólido, con una cabeza visible y seria, y una nómina con un estilo de juego definido y una formación que se repite como un Ave María.

Al final, los títulos son monedas al aire: nunca se sabe a favor de quién caerán. Menos en un fútbol como el colombiano, de absurdos cuadrangulares, donde no es campeón el que mejor juega, sino el más raiting logre. 

Lo único que se puede hacer es, ser coherentes, para poder propiciarse las oportunidades de lanzar la moneda al aire. Porque los triunfos, como escribe Eduardo Galeano, son el accidente de hacer las cosas bien.

Conquistar el éxito no es fácil, pero se puede a fuerza de buenas decisiones. Mantenerlo es todavía más complejo porque requiere paciencia, aceptar las derrotas, limpiarse la cara e intentarlo de nuevo. Como con las mujeres bonitas, que rechazan el primer cortejo…

** Esta columna tendrá un receso. Así que aprovecho para agradecerle a todo el equipo del portal MiSantaFe.Net por la oportunidad brindada. Y sobre todo, a todos los hinchas que se tomaron el tiempo de leer estos textos.

Por: William Rincón
Twitter: @wrincon