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En un torneo, como el colombiano, donde no gana el que mejor juega, sino el que menos se equivoca, el grupo que le tocó en suerte a Santa Fe para los cuadrangulares es más que complejo, y se definirá gracias a la efectividad, por sobre el juego.

Cuatro de los seis partidos se jugarán en El Campín (si Equidad así lo dispone), lo que puede resultar un diferencial para un equipo que durante la fase de todos contra todos construyó su clasificación como local. Ahora, analizando a los tres rivales es claro que tienen características similares.

Chicó, Itagüí y Equidad se destacaron por hacerse fuertes de visitantes, a partir de un esquema conservador. Con una línea defensiva que se acerca mucho a su arquero, acumulando gente a lo amplio de la cancha y aprovechando sus ataques esporádicos. Por algo Equidad es el equipo con menos goles en contra, y Chico e Itagüí son tercero y quinto respectivamente.

Para afrontar estas semifinales, que hay que recalcar que serán muy complejas por la calidad de los rivales, más allá de pedir lo que la demagogia manda: garra y huevos, es mejor enfocar al equipo en respuestas tácticas que puedan solucionar los escenarios que seguramente se van a presentar en cada partido. 

Marcar mientras se ataca: Cuando el equipo esté en fase ofensiva y, en algún caso, apremiado por el resultado parcial o la circunstancia, los laterales suben para darle amplitud al ataque (y mayores posibilidades de pase), para intentar finalizar la jugada con un buen centro, es vital que los cuatro defensas (dos centrales y uno de los dos 5) marquen los atacantes contrarios, siempre con superioridad numérica –para el relevo-.

Esto con el fin de que, si hay una pérdida de balón se pueda prevenir los contraataques. No es una labor sencilla, no imantarse por el desarrollo de la jugada, pero será responsabilidad de los jugadores que no participan en la fase ofensiva, recuperar con prontitud y orden para reiniciar el ataque.

El 9 debe salir del área y los volantes deben finalizar la jugada: Cuando una defensa se repliega, cerca de su arquero, una de las soluciones es no darle referencia de marca a los centrales. El delantero debe salir del área para pivotear y ser una opción de pase para generar ‘paredes’. 

Además, los volantes, que dependiendo el modelo táctico pueden ser dos o tres, deben ocupar el espacio que deja libre el 9 en el área para lograr la finalización de las jugadas, ya sea por centro de costa mediante o aproximación por conjunto de pases.

Paciencia en la generación del ataque: En una entrevista que concedió Wilson Gutiérrez al programa radial de este portal, explicaba la importancia de tener varios caminos en cada posesión de balón para buscar el arco. Y en caso que los caminos no se abrieran hay que reiniciar, con pases laterales, hasta que se encuentre la grieta, con paciencia.

Y, aunque suene fácil decirlo (escribirlo en este caso), este valor será fundamental. El equipo no puede caer en la desesperación que viva la tribuna, o dejarse llevar por el resultado parcial. El murmullo pasará y el resultado cambiará si los jugadores logran ejecuciones correctas en las jugadas vitales: en ese pase, en esa definición, siempre con paciencia y más paciencia.  

Exigir resultados, guiados por la ilusión, es una decisión respetable, pero al final es caer en una quimera. Así que lo mejor que se puede hacer es acompañar al equipo y aplicar, cada vez más, la fundamental –y manida- premisa del paso a paso.

Comienza un nuevo campeonato. Uno de seis partidos, que se gana con efectividad e inteligencia, de todos. Sabiendo que sí hay un mañana, y qué, por ahora, el objetivo y la ilusión más grande es entrenar bien para cada partido, no más.

Por: William Rincón
Twitter: @Wrincon