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Hoy los hinchas cardenales celebramos el cumpleaños número 71 de este enorme del fútbol de nuestro país, del que no hace falta recordar nació grande y que lleva por nombre SANTA FE. Motivo más que suficiente para estar alegres hoy 28, y continuar la celebración que este año inició dos días antes, engalanando las calles de la ciudad que le vio nacer.

Llevado en el corazón de los hinchas aquel que nos enamora, nos emociona, nos da tantas alegrías y con el que compartimos tristezas, se preparó una fiesta sorpresa para homenajearle en un año más de vida tomando prestada su casa de la calle 57, escogida por la gente próxima a  la institución, aprovechando la ocasión  en que el equipo se viste de gala vistiendo los colores tradicionales rojo y blanco para enfrentar al rival de turno, esta vez el Deportes Quindío; momento idóneo para mostrar todo el amor que solo un santafereño puede sentir y expresar de la manera que se vió. 

Fue una verdadera lástima que el equipo no respondiera en la cita de manera adecuada. ¿A qué juega Santa Fe?  fue la pregunta que nos hicimos muchos seguidores cardenales  y periodistas en este momento. Lo cierto es que a buscar  y conseguir el campeonato como lo anunciaron a los medios a comienzo de año no es precisamente.

Un equipo que se arma para disputar el título como nos lo han hecho saber los directivos, en un discurso monótono del que ya siento hastío, perpetuado los últimos 7 años, no debería “jugar a la pelota” de la manera precavida y timorata como se ha hecho en todos los partidos a hoy disputados en lo corrido de la liga, sumados los encuentros por copa. Surge otro interrogante, ¿Cuál es el miedo a atacar, a hacer goles?

Al plantel llegaron elementos importantes en todas las líneas de juego, que en teoría deberían aportar dinámica y equilibrio a la estructura vieja del once construida por el profesor Wilson Gutiérrez desde que asumió el mando el año pasado, cedido bruscamente por Arturo Boyacá.  La idea era cubrir esos espacios que el año anterior pasaron factura y no permitieron conseguir el campeonato, propósito que para este primer semestre está marcado dentro de los objetivos gerenciales de Santa Fe.

Entonces tal circunstancia de hecho, en contraste con los resultados que hoy ponen al equipo en la novena  posición con 6 puntos sumados de 15 posibles,  me lleva a otra pregunta ¿Está avanzando  Santa Fe en el objetivo de ser campeón este torneo apertura? 

Absolutamente seguro, no solo por lo que he visto sino además por lo que reflejan los números,  digo no. Y los hinchas, veedores al fin de al cabo del papel que realizan jugadores, cuerpo técnico y directivos, deben comenzar a reconocer que la pasión y el sentimiento no son incompatibles con la responsabilidad y el compromiso de unos y otros, tanto de los que hacen parte de la empresa, como de los seguidores que han de cumplir asistiendo a las canchas a respaldar el trabajo de los primeros. Juntos han de estar en armonía, en sentimiento de amor a la camiseta y compromiso con ella.

El momento actual indica que solo una parte está cumpliendo con su labor y esta tiene nombre propio, la hinchada, que a propósito se lució en su impecable demostración de amor y entrega al primer campeón del fútbol colombiano en sus 71 años de existencia. Un trabajo de logística limpia que requirió de una buena dosis de organización para que la fiesta fuera completa dado por sentado que el equipo cumpliría en la cancha; al final un sinsabor con tufo de incomprensión y dolor como  aquél que ha de tener en muchos casos la esposa con la cena servida y el marido de parranda.  

Que hermoso y trascendental sería que los jugadores y cuerpo técnico se impregnaran un poco del sacrificio y dedicación de quienes a las tribunas asisten para hacerles sentir que el sello estampado a la altura de sus corazones vale oro.

Sean ustedes quienes valoren y juzguen en dónde está el problema, pero sean ustedes también quienes exijan cumplimiento en lo acordado. Algunos ya piden la cabeza del técnico, me parece un planteamiento extremo teniendo en cuenta que Gutiérrez ya tiene conocimiento de grupo y que al parecer todo apunta a que la solución está en un cambio de actitud en él y sus dirigidos; hay rumores de insubordinación en uno de los jugadores del que por prudencia prefiero omitir su nombre pero que en caso de ser relevante no tendré reparo en revelar.

Ayer los medios estaban expectantes a lo que se diría al finalizar la reunión del comité ejecutivo, que sea oportuno aclarar no fue extraoridinaria, siendo ésta parte de la agenda de los lunes.  El presidente de la institución cardenal evidenció la preocupación por los resultados y casi que condicionó la permanencia del director técnico a los mismos “No son solo los resultados, sino nuestra identidad, tenemos jugadores para hacerlo y de no darse las cosas toca tomar determinaciones, por eso meteremos toda nuestra energía positiva. se lo dijimos al técnico y que el se lo transmita a los jugadores, no tomamos decisiones apresuradas que nos cueste más adelante y esperamos recomponer del camino», dijo Pastrana.

Ahora yo digo, señor Cesar Pastrana, presidente,  usted sabe la sed que tiene esta hinchada por saborear un título, usted ya ha sido testigo del amor incondicional que los seguidores albirrojos tienen por esta institución, si usted dijo que Santa Fe sería campeón, encárguese de que así se cumpla, que se le cumpla a esa hinchada que es fiel a su contraparte, hermosa, fiel y sincera como lo mostró en este aniversario, o díganos para saber a que atenernos ¿A qué juega Santa Fe?

Por: Óscar Valles Escobar
Twitter: @Oskval