altEl amanecer capitalino se hacía presente con las ansias de un nuevo triunfo cardenal, las calles se comenzaban a pintar de rojo y blanco y como no es costumbre un festivo se pronunciaba con la fiesta del fútbol en los distintos sectores bogotanos.

Santa Fe tenía que visitar a La Equidad en su estadio pero esto no fue impedimento para que los hinchas cardenales acompañaran al Expreso en la lucha por un triunfo para seguir en la búsqueda de la final tan esperada durante años por muchos.

Los alrededores del estadio se pronunciaban con una calle de honor hecha por vendedores de camisetas, gorros alusivos a los dos equipos y revendores de boletas que daban la bienvenida a los hinchas rojos y aseguradores que con afán buscaban las distintas entradas de ingreso.

La tarde capitalina daba paso al ingreso del equipo rojo, quienes con música y bastantes animados calmaban sus nervios en el camerino mientras se preparaban para saltar a la cancha y empezar la batalla del día, batalla la cual no se podía perder; mientras los hinchas colmaban las tribunas vistiéndolas con los conocidos trapos que acompañan en cada partido la vista de los jugadores.

La fiesta futbolera estaba lista en las tribunas, solo restaba esperar el salto a la cancha de los 22 protagonistas del evento, quienes seguramente lucharían hombro a hombro por el triunfo; mientras los himnos sonaban y los jugadores se formaban, la tribuna occidental se inmutaba con la presencia  de Agustín Julio, Sergio Otalvaro, Rodas, Centurión, Jhonnier González, leones que en este día no podían salir a la cancha y se convertían en un hincha más.

El pito dio el inicio del partido, los minutos corrían y las llegadas concretadas no se mostraban, los gritos de aliento se escuchaban, mientras los radios anunciaban en el otro juego el triunfo que estaba consiguiendo el Deportes Tolima, rival directo de Santa Fe, en esta lucha por el paso a la final.

En esta ocasión el desespero era tal entre los hinchas, que a diferencia de muchos encuentros donde no paran de alentar con los cánticos populares, esta vez el silencio se apoderaba de las tribunas y las súplicas para que el gol llegara se notaban en cada uno de los rostros.

El gol tan esperado llego nuevamente en los pies de Nazarit, después de un excelente pase de Omar Pérez  quienes pusieron a vibrar las tribunas de Techo, pero la emoción se hacía sentir más al ver celebrar a los jugadores que en esta ocasión estaban en el rol de hinchas y celebraban dando gracias a Dios por esta anotación.

El segundo tiempo llego con tranquilidad y el “cómo me voy a olvidar, cuando era chico y me traía, mi viejo”, se escuchaba al ver las jugadas de fantasía que mostraban los jugadores de Santa Fe y un contraste de celebración se veía con el oscuro cielo que cerraba la tarde bogotana con un dulce triunfo cardenal.

Una nueva batalla en el campo se gano y el salto del león se volvió a sentir entre hinchas y jugadores que celebraron sin parar; queda un solo encuentro que es definitivo y donde los corazones cardenales sin duda alguna latirán a mil por minuto, el paso final está a punto de lograrse y la ilusión de poner la séptima estrella en la camiseta sigue vigente.

Este domingo nadie se puede perder esta fiesta y alegría que nos puede brindar Santa Fe, por esto para seguir adelante en la lucha por la séptima estrella, todos debemos apoyar y ganar tanto en las tribunas como en la cancha, porque una ilusión nunca muere y como dijo Otalvaro “no podemos dejar de alentar”.