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Jueves 28 de agosto de 1997, el cheque no llegó. Otro día que los jugadores de Santa Fe no se entrenaron. No había cómo. Las quincenas atrasadas eran sinónimo de pedirle un plazo más a los acreedores.

El rival, ese domingo 31 de agosto, era Millonarios. En realidad, los rivales, para esa época, eran otros: el señor del arriendo, los recibos de los servicios, las cuotas del carro y quién sabe cuántas cosas más.

Sábado 30 de agosto: con las uñas y empeñando bienes personales, los directivos acercan algo de dinero a los jugadores. Llegó el cheque, un abono a las tantas quincenas adeudadas. Ahora sí, era tiempo de pensar en el famoso clásico. Las chances pocas y las probabilidades de derrota muy altas.

Como en las películas gringas, el equipo desvalido ganó. Y lo hizo con un halo de heroísmo impresionante. Había que ver lo que corrieron ese domingo 31de agosto de 1997 esos jugadores de Santa Fe. Orlando ‘garza’ Garcés parecía Beckenbauer. Jorge ‘salsa’ Salcedo fue un tractor. ‘el Checho’ Ángulo hizo un gol histórico. Ese día, hasta Cristopher Moreno jugó bien, bueno hasta que salió del partió desmayado por una conmoción. Santa Fe ganó 2 a 0.

La imagen que acompaña este artículo es la del capitán de ese equipo. Un tal Wilson Gutiérrez. Desafiante, besa la camiseta del rojo de frente a la tribuna rival. Dos días antes, peleaba con los directivos para que llegara algún pago. El domingo fue un animal. Dicen que los ídolos se muestran en las malas…

Han pasado 16 años. ¿Tanto ha cambiado? Abril de 2013: Santa Fe se da el lujo de autocomplicarse en un partido de Copa Libertadores. Fue tan superior a su rival que se puso trabas a sí mismo y no cerró el partido, ante un equipo de boxeadores paraguayos.

Es que, por momentos, juega tan bien este Santa Fe 2013, que entretiene hasta cuando se relaja. Su idea de juego es clara y única. La posesión de balón su arma, todos son opción pase, los laterales suben con criterio, defienden de forma compacta, no deja espacios entre líneas, el que mejor juega es el 5 (Daniel Torres) y todo parece fluir.

Para llegar al 2 de abril de 2013, la institución tuvo que pasar por tantos otros momentos tormentosos, no tan lejanos. Cuando la cervecería se fue, y fue Croydon quien dio una mano.

Parece que fue hace mucho, el día que Camilo Vargas resucitó al muerto en 2011 con su cabezazo, de nuevo ante Millonarios. Y pensar que sin ese gol, hoy, quizá, Wilson Gutiérrez no sería el DT del equipo. Al final, todos son momentos que pueden cambiar la historia.

Pasó algo desapercibida la noticia que Santa Fe en 2012 había generado más de 300 millones de pesos de ganancias. Algo que no lograba hace décadas, y que institucionalmente es un logro tan grande como la Séptima Estrella. Esa solidez, es Santa Fe, pero también es su historia.

Nos estamos acostumbrando al Santa Fe protagonista. Al Santa Fe líder, al que juega bien o por lo menos el que intenta jugar bien, que ya es mucho para el actual fútbol colombiano. Las nóminas se repiten, los muchachos de la cantera son figuras y los resultados llegan. Antes, todo esto era más que utópico.

Y sí, estamos en abril y lo realmente importante llega en julio. Las consagraciones llegan en julio y aún faltan tantos momentos, y en un fútbol de boxeadores y absurdos cuadrangulares, no es campeón el que mejor juega sino el que mejor responde ante los diferentes momentos y escenarios.

Pero que algo quede claro: es tiempo de disfrutar. Porque somos consientes de nuestra historia, de nuestro pasado reciente. Ese pasado reciente que nos obliga a tener los pies clavados a la tierra.

Otra vez es viernes. Otra vez se viene un clásico. Ojalá la historia de hace 16 años se repita. De pronto, no. Lo que sí es cierto es que hay disfrutar a este Santa Fe, porque lo merecemos, por lo que vivimos, porque, como en agosto de 1997, de nuevo tenemos hambre, esta vez de más alegrías.

Por: William Rincón
Twitter: @wrincon