alt

Daniel Torres fue el mejor jugador de Santa fe durante el 2010. Su rendimiento prolijo, orden, entrega y corazón en casi todos los partidos lo encumbraron como la muestra de un conjunto serio y conformado, que sucumbió ante el destino, aquella trágica noche del 11 de diciembre.

Como toda la institución, Torres naufragó en un mar de impotencia y dudas, casi todo el primer semestre 2011, al punto de perder la titularidad durante varios partidos. Pareció ver una luz de buen rendimiento cerrando la competencia, igual que todo el equipo.

Daniel Torres tenía todo para irse por la puerta grande. Vitrina de torneo internacional. Un rendimiento de nuevo afianzado. Y el compromiso que siempre mostró y nadie le podrá negar, Pero no. Se fue con un lacónico: “Creo q es entendible q el fútbol va mas allá q el sentimiento hacia un equipo y mucho mas cuando eres futbolista!!!” (Tomado textual de su cuenta en Twitter).

Dijo César Pastrana, fuente oficial, que el jugador pidió irse. Que el sueldo mensual ofrecido por Nacional era inalcanzable. Dejó a entrever que, una vez más, que la razón es la situación actual de Santa fe. (Ligada a la falta de patrocinio y el poco movimiento financiero a raíz de los rumores de nexos ‘con santos’ ya bastante manidos –que nadie logra probar, pero que nadie pide rectificar-).

Al fútbol le robaron su esencia. Le robaron el corazón. Se convirtió en frías cifras de transferencias, préstamos y contratos publicitarios.

Eso del sentimiento, del amor por una camiseta, está para los hinchas, para los idealistas, esos que van al Estadio, esos que ven en la historia del equipo su mayor honor, su gran activo, esos que pagan abonos para que después saquen promociones, esos que en medio de la impotencia y del silencio siguen y seguirán apoyando.

Porque señor Torres déjeme decirle algo: el fútbol nunca irá más allá del sentimiento, este deporte es un sentimiento. Uno inexplicable, o que por lo menos usted, sus compañeros y sobre todo los directivos que hoy no están desangrando, nunca podrán entender.

Ese sentimiento por el que algunos hinchas de este León herido están luchando, con las uñas están sacando iniciativas en busca de salvar esta institución. Algunos están saliendo del letargo, esperemos las fuerzas les alcancen para liberar a este Santa Fe, que parece es destruido desde adentro.

Y qué más se puede decir: Los directivos regalan los mejores jugadores a equipos del mismo torneo y ese dinero se gasta en pagar el sueldo de jugadores mayores de 33 años que poco aportan. Y como última perla inflaron los precios de la boletería. Como si el espectáculo estuviera garantizado. Como si la actual nomina fuera de las mejores de América, ir a ver al Tolima en Oriental General cuesta lo mismo que ir a cine 4 veces, Infame.

Difícil ser optimista respecto al futuro. Lo que se viene es una moneda al viento. Santa fe enfrentará dos torneos (ya tristemente eliminados de la Copa Colombia) con una nomina muy corta y veterana, donde el único refuerzo que aporta es Omar Sebastián Pérez, tiene tanto talento como mala suerte, que regresa al primer equipo, esperemos en un buen nivel, de resto apellidos más que desconocidos. Pero vaya uno a saber si cae cara o sello…

A León lo están desangrando directivos megalómanos, que hace un año nos tenían cerca al título y que hoy se no quieren vender, se aferran a un negocio que llaman desgastante, pero que no piensan dejar de aprovechar.

A León lo desangran jugadores que en vez de guayos tienen puestos billeteras y carriles en los pies, jugadores que no tienen corazón y mucho menos capacidad. No tienen sentimiento…

Twitter: @wrincon