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Después de una seguidilla de empates la convulsión y la divergencia reinaba, pero no para el grupo de jugadores y el entrenador.  Mantenían uniformidad en su discurso. Afirmaban, con seguridad, que las cosas se venían haciendo bien y que los resultados  no tardarían en llegar.

En  términos de resultados el punto de quiebre fue aquel clásico ganado con tanta efectividad en llegadas, como sufrimiento en defensa. Pero se viene a la mente el partido, y sobre todo el escenario, que rodeaba el enfrentamiento ante Pasto: con todo en contra, con rumores en el aire (algunos ciertos, otros no) los jugadores, que venían teniendo errores  importantes en las ejecuciones de jugadas claves, respaldaron al entrenador lejos de los micrófonos o las redes sociales, lo hicieron en la cancha donde vale, sacando un empate que en esta actualidad tiene más valía.

El rojo aprovechó el calendario y se hizo fuerte en Bogotá y, sobre todo en El Campín, materia pendiente en las primeras fechas.  Las victorias de local llegaron a partir de un cambio en la efectividad del equipo. La solidez defensiva estaba, -con algunas complicaciones por la izquierda- pero en cifras al equipo no le marcaban, pero por falta de pericia la pelota simplemente no entraba. Todo cambió.

Santa Fe encontró primero los resultados que el funcionamiento. Cuando lo usual es que sea al contrario. El técnico cambió el módulo a partir de la lesión de Yulian Anchico, (el de mejor rendimiento en el semestre), optó por proponer un 4-2-3-1, con Oscar Rodas y Jhonatan Copete abiertos por los costados, y en posición de ataque se convierta en 3-2-1-4, en cuestión de llegadas y concreción el DT hizo bingo.

Ahora, si se toma como referencia el último partido ante Nacional, Wilsón Gutiérrez se decidió por un planteamiento que buscó arrebatarle el balón a su rival. Con Edwin Cardona se intentó que la transición entre la recuperación del balón y la entrega a Pérez, como distribuidor, fuera más limpia. No se logró. Por muchos pasajes del partido Pérez comenzó las jugadas detrás de la mitad de la cancha, donde su influencia no es tan fuerte, como si lo es detrás del 5 rival. Algo a mejorar para próximas fechas.

Pero el mismo encuentro dejó importantes certezas. La consolidación de la dupla Torres-Roa, que además de recuperar distribuye bien ese primer pase de la nueva posesión. Además la línea defensiva mostró solidez en el 1 contra 1, contra una de las delanteras más efectivas de Colombia. (Claro, es necesario mejorar al momento de quebrar la línea para buscar el fuera de lugar –primer gol-. Y marcar cuando el equipo ataca, para no quedar a contra pie –segundo gol-).

Estos aportes tácticos, se suman a un presente que se veía más que lejano en la fecha 10 antes de un clásico, que parecía más apto para bomberos que para técnicos. De ahí, que es difícil hablar o escribir a futuro. Santa Fe tiene la posibilidad de cerrar la primera tarea, clasificar, en El Campín. En las próximas 5 fechas enfrentará a 3 equipos que están fuera de los clasificados. Todo está por jugarse.

En un campeonato, como el colombiano, que no premia los buenos rendimientos, que es tan irregular como discurso de Alcalde, y con un equipo que sigue subiendo en su curva de rendimiento, con muchas altas, pero varios puntos por mejorar, no hay que aventurarse a ir más allá del siguiente domingo, porque los resultados siguen siendo una moneda al aire, a la que le falta mucho para caer.

Por: William Rincón
Twitter: @wrincon