CentuGuti

El resultado obnubila. Siempre lleva a los extremos; valida lo malo y esconde lo bueno. Importa, simplemente, cumplir. No importa cómo, no importa por qué, no importa lo que requiera. Importa únicamente cumplir.

En un fútbol, como el colombiano, donde reina la mediocridad, el día a día, y sobre todo el pésimo espectáculo (asumo la hipocresía) bajamos la cabeza, como caballos, para aplaudir si ganamos y destrozar si perdemos. Sin punto medio. Nada vale el ayer –los precedentes-, nada vale el futuro –el proceso-.

La retahíla (con tono de regaño maternal) para abordar la gestión de Wilson Gutiérrez como técnico de Santa Fe. Todo para decir: simplemente no aprendemos. Todavía no entendemos la lección que nos dejó el glorioso primer semestre de 2012. Preguntábamos, cómo almas en pena, ¿qué nos faltaba para lograr el soñado título? Y la respuesta, la lección, es tan aburrida como poco mágica: continuidad. Sí, algo tan cualitativo y poco valorado como una buena idea.

En un entorno lleno de afán, que no tiene principios, no tiene ideas y, sobre todo, no tiene visión, Santa Fe y más exactamente su presidente César Pastrana, apostó por la continuidad. Apostó por una forma, por una idea, por una filosofía. En el medio hubo muchas dudas e inconvenientes, al final hubo una alegría eterna.

Imagínese el siguiente escenario: ¿qué hubiera pasado si Camilo Vargas, al minuto 92 no hubiera metido ese glorioso gol en el clásico? ¿Recuerda el escenario? Santa Fe recién eliminado de la Copa Sudamericana tenía un pie afuera de los cuadrangulares de 2011, sus patrocinadores lo habían abandonado y el proceso que había nacido en 2009 de la mano del gran ‘Basílico’ González estaba a punto de finalizar.

Los resultados son el accidente de una buena gestión. De pronto Copete fallaba ese cabezazo. De pronto Villota al minuto 43 del segundo tiempo acertaba al arco y obligaba los penales. De pronto. Eso, al final, es el fútbol: un accidente. El esfuerzo, el aburrido proceso y sobre todo la gestión de ese grupo que nació en 2009 habría pasado a la historia por ser “el más cercano”, no más.

Y, entonces, Wilson Gutiérrez sería uno más. Habría engrosado esa larga lista, que incluye a Gareca, Sarmiento, Centrone, Umaña, Gómez, Seca, Comesaña, Pinto, Boyacá. Puedo seguir tres párrafos más. Pero el bogotano, el hincha, el de las inferiores, el de la corbata roja y elegante vestido dejó de ser uno más, para ser el único.

El discurso puede ser lo demagógico que quiera, pero al final, sino existe una idea, una filosofía que perdure en el tiempo y que sepa afrontar los diferentes presentes volveremos a ser lo que fuimos: un tiro al aire.

Aseguran los más cercanos al plantel que, Santa Fe es una familia. Más bien, hoy Santa Fe es un modelo. Un modelo de gestión, que supo agrupar una idea clara, una impresionante labor administrativa y unos objetivos claros. O acaso usted, ¿por qué cree que los jugadores renuevan tan pronto pueden sus contratos, por el mayor tiempo posible?

Pero este jardín de flores descrito vive su prueba ante los malos resultados. Ante los accidentes de: caer en el último minuto, ser superior con 9 hombres y aún así perder, estar sin 7 titulares en, por lo menos, 8 partidos, asumir la irresponsabilidad de jugadores de casi 40 años. Esta filosofía y esta gestión y esta idea se pone a prueba en la adversidad.

Dicen, los más pragmáticos, que en el fútbol –y en la vida-, los logros se validan todos los días. Puede ser. Pero vale decir que si no hay una continuidad en la idea volveremos a vivir la convulsión, los extremos y la reinante estupides. Si se cambia ante cualquier tropiezo volveremos, volveremos: a ser los de los años noventa.

No soy quién para defender el trabajo de Wilson Gutiérrez, que se equivoca, como cualquiera. Él no necesita ni un argumento, simplemente porque él es campeón. Hizo lo que nadie pudo. Porque a las leyendas no se les refuta, se les admira.

Pasa que Gutiérrez, el DT, es el símbolo de una filosofía. Es el símbolo de un Santa Fe que es campeón de liga, campeón de copa, cuartos de final en copa internacional, cabeza de grupo de Copa Libertadores y mejor en tabla de promedio. Un Santa Fe próspero.

Santa Fe no necesita mantener o respaldar un técnico. Santa Fe necesita mantener su modelo de gestión por la siguiente década.

Por: William Rincón
Twitter: @wrincon