Santa Fe

Saludos familia santafereña,

Independiente Santa Fe marcó un hito en su historia.

En un épico encuentro disputado en un estadio totalmente lleno, los cardenales remontaron un marcador adverso en dos ocasiones y definieron en tanda de penales lo que sería la nueva consecución de un título oficial luego de 34 años de sequía.

Hoy Santa Fe rompe con un karma que lo agobiaba hace tiempo, pero el león rugió y Santa Fe se coronó Campeón sobre los 18 equipos de la A y los 18 de la B en un torneo que empezó a inicios de año y que termina hoy con la alegría de millones de Bogotanos orgullosos de su equipo.

La Historia

El miércoles 18 de Noviembre de 2009 no era un miércoles cualquiera. Ese día en Bogotá el aire quizá estaba más limpio, quizá Monserrate sonrió al ver el sol en la mañana; fue una bella ocasión este miércoles para que las nubes dejaran que el radiante sol contemplara a Bogotá como el centro de una fiesta que aún hace eco en Colombia.

Las miles de familias santafereñas recibían este día como una nueva oportunidad para sonreírle a la gloria, para celebrar en Bogotá lo que hasta las 8:15 P.M no era más que un sueño: Gritar Santa Fe Campeón!.

El equipo del primer título enfrentaba a un honorable rival al cual hace poco, y en otro torneo, le había sentenciado su descenso a la segunda división del fútbol en Colombia.

Un rival herido, un rival que vale por dos.

El Deportivo Pasto hizo respetar su casa y en el primer juego de la final, el de ida, había derrotado a Santa Fe por dos a uno gracias a un polémico gol convertido desde los doce pasos en un penal que sólo vió el central del compromiso.

Pero la derrota no es de guerreros, y no es de guerreros pensar en perder cuando todo está por ganar. El Expreso creía en sí mismo, creía que con fe se lograban las cosas… creía en Santa Fe.

Los Hinchas

Como pocas veces se ha visto, los hinchas cardenales despertaron de ese sueño que genera la timidez de la gloria cuando se nombra a Santa Fe, la cual parecía crónica en los últimos 34 años.

La venta de boletas se convirtió en una carrera en la cual todos querían participar. El premio, ver la gloria y sentir la historia de ver a un campeón.

La aparente ventaja al momento de generar la taquilla era que el rival era, en el papel, un equipo chico, pero que demostró la categoria de un grande, hoy por hoy el más grande de la B, entonces prever un lleno de sólo camisetas rojas no era impensable y al contrario, con el correr de las horas demostró una vez más que Santa Fe es de Bogotá y Bogotá es de Santa Fe.

Faltaba poco menos de dos horas para el inicio del encuentro y el estadio estaba casi al 80% de su aforo permitido.

En la mañana, y gracias a la relativa poca asistencia visitante, se vendieron las boletas restantes para las tribunas reservadas para la parcial Pastusa.

Los hinchas cumplieron y el Campín se llenó a más no poder.

La Fiesta

Una vez empezó la cuenta regresiva empezó lo que sería una de las más grandes fiestas vividas en el Coloso de la 57. Papel, pólvora, extintores y sobretodo sonrisas inundaron el gramado del máximo escenario capitalino.

La salida del equipo desató una lluvia que pocas veces se ha visto. La aparición de «La Fuerza de un Pueblo» asombró a propios y extraños. Por fín todos los de corazón cardenal coincidieron en día, hora y lugar. Pero la fiesta sólo fue un aviso del carnaval.

El Juego

Sucede que cuando somos niños soñamos muchas cosas. Sucede que cuando somos niños y no pasamos de los 35 ó 40 años soñamos con ver a Santa Fe levantando una copa. Pero la vida nos va enseñando que sufrir no es para todos y que ganar sufriendo hace parte de ese biotipo arraigado en los colores rojo y blanco.

El desarrollo del compromiso fue precisamente una tesis de grado para toda la hinchada cerdenal. Los ingredientes: el marcador, el gol, el juez, la remontada, las expulsiones, los penales… y la gloria de vivir sufriendo.

Germán González mandó al campo de juego a:

Julio, Otálvaro, Valdés, González, Villarraga, Anchico, Quintero, Flotta, Seijas, Gutiérrez y Nazarith.

Santa Fe fue presa de los nervios y la ansiedad.

Los jugadores no ayudaron, los jueces tampoco y a causa de esto la ira del austral marcado en su espalda con el número once, Julio Gutiérrez, estalló. Las reiteradas faltas cometidas en contra de sus compañeros, las cuales el juez no sancionó y por el contrario sí lo hizo con el rival terminaron por desesperar a un gran jugador que cada vez más de muestras de tener sangre en el juego.

La precisión y el juego vistoso aún no arribaban al Campín. El tiempo, como muchas veces, se cansó de esperar y trató de acelerar sus pulsaciones a tal punto que cuando en el reloj faltaba poco para ir al descanso los nariñenses anmudecieron a la capital con un gol inoportuno y frío. 0-1… y ahora?

EL marcador global dejaba de ser un 1-2 remontable y se transformaba en un 1-3 que parecía más alto que los cerros tutelares de la capital, más aún teniendo en cuenta la desventaja numérica a causa de la expulsión.

En el intermedio la hinchada se hizo sentir. Pedia cambios, pedia ayuda, y se aferraba a la idea de romper lo que en las últimas 3 finales había convertido a Santa Fe en el eterno subcampeón.

Empezó la segunda etapa con dos sustituciones. Ingresó Mario Gómez a ocupar el lugar de un nervioso Cristian Nazarith así como uno de los héroes de la noche, Ómar Pérez en lugar de un Maximiliano Flotta que aún no llega a su mejor nivel luego de su lesión.

Los héroes están para hacer historia, y la historia es mas profunda cuando la escriben manos de gladiadores. Ómar Pérez dio una inmensa muestra de profesionalismo y gallardía al ingresar infiltrado, ya que aún no se recupera de su lesión, al campo de juego.

Su ingreso y el de Mario le cambiaron la cara al juego.

Precisamente en una jugada construida entre ellos llegó el gol del empate.

Un balón cruzado que golpea a un defensor del equipo visitante cambia de rumbo, el argentino recibe con borde interno dominando el balón para posteriormente inflar la red con un gol que ensordeció a la capital.

En ese instante el panorama no era tenebroso pero sí incierto.

El drama reapareció. Ricardo Villarraga, joven promesa de la cantera cardenal, quien hasta este instante del juego fue sólo corazón y garra vió la tarjeta roja luego de una disputa de un balón en el área del arco norte. Santa Fe jugaba con 9.

Producto de los nervios, y en una clara «pastusada» un jugador del Deportivo Pasto se ganó la expulsión ya que estorbó en el cobro de un tiro libre en reiteradas ocasiones, ingnoró la advertencia arbitral y completó el semáforo de las infracciones.

Santa Fe seguía martillando haciendo gala de su tradicional garra y pundonor.

Cuando todo parecía perdido y el partido agonizaba apreció lo que muchos llamaron «Justicia Divina», divina por lo santa y no por su belleza.

Una clara infracción en el área: pena máxima.

Y quién más si no el más frío de todos para ejecutarlo. El héroe: Ómar Pérez.

La ubicó con una frialdad envidiable en medio de una combinación de fortaleza y ubicación. El 2-1 revivía la esperanza y devolvía la ilusión.

120 segundos después se sentenció la suerte del torneo al cobro desde los doce pasos. Nos fuimos a los temidos penales.

La definición no pudo ser más santafereña. Tal cual la imagen del partido, tal cual la imagen de la campaña, hasta el último suspiro el León no se rindió y gracias a un imbatible Agustín Julio todas las gargantas gritaron por fín Santa Fe, Santa Fe Campeón.

Cobraron Valdés, Quintero, Anchico, González, Seijas, Pérez, AF González y Goméz. Tapó uno solo: San Agustín.

Lo que sigue es el carnaval, que se vivió por toda Bogotá.

Muchas gracias a todos quienes hicieron esto posible, desde este espacio, Mi Santa Fe.net felicita a toda la familia santafereña por este nuevo título. Ya no son 34 años y esperamos que nunca más lo sean.

A contunuación algunos datos sobre la campaña:

Santa Fe en esta Copa disputó un total de 18 juegos, de los cuales ganó 9, empató 3 y perdió 6.

Obtuvo un rendimiento del 55 %. Desde la segunda fase del torneo nunca empató durante los 90 minutos y tres veces definió sus suerte desde los doce pasos, la primera frente al Cúcuta, en Cúcuta, la segunda frente a Nacional en Bogotá y la del título frente a Pasto.

A cargo siempre estuvo Basílico González, aún cuando Hernán Darío Gómez era el director técnico principal.

El dato curioso se da una vez el bogotano asume la dirección técnica en propiedad, ya que desde ese instante Santa Fe mejoró notablemente su producción al punto de sacar todos sus juegos invictos como local.

Esta es pues la historia del primer título de las nuevas generaciones, título que esperamos abra el camino para muchos más.

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