Es decir, tuvieron que pasar 34 años para que nuestro amado LEÓN volviera a levantar algún trofeo. Estuvimos ad-portas de una nunca bien ponderada Copa Conmebol, de una mucho menos ponderada Copa Merconorte y de una si muy reputada Copa Mustang (en ese entonces). Tres veces vimos celebrar a nuestros contendientes de turno.
De un momento a otro, escucho hablar de la triple corona. Y me pongo a pensar, en qué momento, después de no ganar nada, visualizamos al gigante cardenal obteniendo tres títulos en solo 6 meses.
Es un sueño. Y no podemos no permitirnos soñar. Hay que hacerlo, quien no avizora grandes metas, jamás llegara a conseguir objetivos igualmente grandes.
¿Será que de un momento a otro, frotamos la lámpara y aparece el genio y nos concede tres deseos? ¿La Liga, La Copa Colombia y la Copa Suramericana?
Veo con suma alegría este momento esplendoroso de SANTA FE. Gana de local, gana de visitante, plantea bien los partidos, incluso juega bonito. ¿Ilusiona? Claro que ilusiona.
Pero por más que intento contagiarme de esa euforia colectiva, esos 34 años me mantienen con los pies amarrados al piso. Cambio esos tres trofeos por uno solo, por la séptima estrella.
Y no es que sea un conformista, es solo que la realidad y el equipo del que soy hincha me ha enseñado a trancazos a permanecer en la tierra.
Si se da la séptima estrella, gozaré, como siempre prometí que iba a celebrar cuando viera a SANTA FE ganar la estrella. Será una cosa de locos. Por lo menos tres días. La Copa Colombia del año pasado, solo celebré esa noche cuando salí de El Campín.
Yo sigo con mis pies atrapados en la tierra. Hasta ahora se hace una campaña impecable, una campaña que ilusiona y pone a soñar. Pero aun no ganamos nada. Continuemos así, sin perder la humildad.
Sácame SANTA FE de la tierra y hazme volar como los sueños de todos tus hinchas.
Ariel Diaz Moratto.
Foto: Diego Carreño
independientesantafe.com