alt

Nací antes del 70 y desde niño, como muchos, aprendí de mi papá la afición por Santa fe. El 15 de julio de 2012, me logré conseguir un par de boletas para ver por fin al rojo coronarse campeón, lo hice abrazado con mi hijo mientras mi hija de 11 años, seguía con ansias el partido por televisión, y como muchos, terminé al final de juego, hablando por teléfono con mi papá, desde la gradería del estadio y con un nudo en la garganta, gritamos las tres generaciones. 

 Durante estos años vi muchos trofeos en manos de equipos que ni lo esperaban, pocos trofeos tan «merecidos», tan trabajados, esperados y esquivos como el del rojazo. 

Nos acostumbramos a querer poco, muy poco; un técnico o un grupo que servía era el que nos clasificaba entre los ocho o arañaba defendiéndose, algún segundo lugar porque estar entre los campeones era algo que ya no nos pertenecía, porque sólo estar entre ese selecto grupo de verdaderos candidatos a la final era un logro, porque terminamos siendo un chico metido entre los grandes. 

Hoy el panorama es diferente, este equipo y esta hinchada piensan en títulos, en torneos internacionales, no somos el Barcelona pero, guardadas proporciones, deberíamos estar siempre en la pelea por el título local y porqué no? esperando destacadas actuaciones en torneos internacionales, hoy parecemos de nuevo un grande. 

Muchos hinchas cambiaríamos sin pensar las estrellas en la camiseta por unas nuevas en un futuro cercano, es que la felicidad de seguir a un equipo, yo la vivo más en el partido del domingo que mirando embobado el escudo. 

El título de Grande no nos la firman en ninguna notaría, hay que vivirlo y construirlo en la cancha, en cada medida que toman las directivas y muy importante, desde la hinchada, #YoVoyPorSantaFe, yo soy hincha de un grande, yo espero que mi equipo le gane dos partidos seguidos al rival de patio, espero que si se enfrenta a un grande -grandotote- como el Real Madrid le juegue de igual a igual aunque todos sepamos las diferencias de nómina y etc. 

Que si se enfrenta a un chico o de media tabla, espero que lo arrase, si, tal cual, que pase por encima de equipos que se deben ver pequeños ante el nivel, el coraje y la jerarquía de los campeones, incluso del equipo suplente que por nómina superaría a varios de los equipos titulares del torneo local. 

Es claro que esta pretensión no debe llevar a la crítica desmedida pero si debe implicar un nivel de presión y exigencia para directivos y jugadores, los equipos son grandes también por sus hinchas, son ellos quienes pagan las boletas y su número y pasión atraen a los inversionistas, la publicidad, el marketing y todo lo que implica ingresos para los clubes; en el negocio, los hinchas somos los clientes, si pedimos poco nos darán poco, y sin embargo, si agobiamos y exigimos más de la cuenta, los reventamos, es la justa medida entre exigir, apoyar, avivar y acompañar. 

El equipo entero se debe mentalizar al respecto, como lo está Wilson Gutiérrez, pero no para caminar con ‘sobradez’ como unos pocos privilegiados -Omar- lo pueden hacer, sino para salir a correr más que los ‘sardinos’ de Alianza Petrolera, no menos. Eso es jerarquía y ese es el blindaje para que no nos empaten partidos ganados ni nos insulten con cuatro goles. 

Si pelear con los rivales por esto, que es juego, es una soberana idiotez, frustraciones personales enmascaradas tras una bandera, pues no hay nada más absurdo que hinchas peleados acusándose de ‘gamines’, ‘clasiqueros’ o lo que sea; todos queremos lo mejor para Sante Fe, desde los muy complacientes hasta los muy exigentes, de sur a preferencial. 

Mi llamado pretende ser simple: no queremos todos un equipo grande? Mejor dicho, no tenemos historia y nómina para ser notablemente destacados dentro del pobre torneo local? A los que estén de acuerdo los invito a que alentemos, acompañemos y a que no esperemos menos. 

Alguien, como en otros tiempos, tiene en sus sueños de este semestre pasar a segunda ronda de la Libertadores y clasificar dentro de los ocho? Yo no! Yo creo que este equipo debe ser un sobrado dentro del ámbito local, sus rivales de peso no deben ser más de uno o dos y el equipo que le saque un empate debe celebrar. 

Muy iluso? No creo. A quienes no quieran menos los invito a soñar… y a exigir… Y a celebrar mucho en los años y torneos venideros abrazados a sus hijos y sus amigos y sus papás. 

Grande rojo!

Por: Ernesto Benjumea