Foto: Twitter Una fecha mas de la Liga Postobón llego y con ella la alegría y el sufrimiento en cada uno de los santafereños.

Pocos hinchas llegaron al Atanasio Girardot, pero las camisetas rojas se hicieron sentir viéndose en medio de los verdes. Mientras los pocos que acompañaron al «Expreso» en Medellin el resto de hinchas santafereños apoyaban frente al televisor, alentando como siempre y con la fe puesta hasta el final.

Solo habían pasado nueve minutos y Anchico ya tenia pendiente a todos los hinchas y rivales con su regreso, pues probo a Pezutti quien logro controlar el balón.

Pero los locales lograron controlar el partido, tanto que Santa Fe no lograba pasar de la mitad de la cancha, poniendo en alerta a la defensa roja, mientras los hinchas comenzaban el sufrimiento acostumbrado pero pasional por los cardenales.

 

Fue así como en el minuto 14 el desespero llego a las toldas rojas, pues Jonathan Alvarez, aprovecho el desorden de la defensa roja y el rechazo de Vargas, para marcar el primer tanto para los verdes antioqueños. 

El primer tiempo termino con llegadas en su mayoría para los locales, mientras que Santa Fe tuvo la oportunidad con Anchico quien no supo definir, enviando a los santafereños a los 15 minutos de descanso, con el marcador en su contra.

El segundo tiempo inicio acompañado de lluvia, pero como siempre Santa Fe salio con toda la energía puesta y la fe en los hinchas regresaba, El «Expreso» atacaba mientras la lluvia acababa con el gramado del Atanasio.

La emoción regresaba y Santa Fe encontraba su juego, pero en esta ocasión la lluvia se puso en contra de los santafereños, pues el partido debió ser suspendido en el mejor momento cardenal.

Corrían 67 minutos y el arbitro decidió detener el juego, el cual terminará mañana a partir de las 10:30 am en Medellin, con la esperanza puesta en el empate y por qué no en el triunfo capitalino.

La fe no esta perdida santafereños y mañana esperamos estar leyendo otro resultado, todos apoyando siempre al león.

Foto tomada de: twitter

Escrito por: Ana María García Ramírez
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