Mientras la buseta pasaba por la calle 26 con carrera 30, en pleno corazón de Bogotá, el viejo hablaba con una fuerza sobre aquel equipo. Fruncía el seño y decía, “era una tromba ese Santa Fe. Jugaba de memoria, chino. Era un espectáculo”. Íbamos, como cualquier otro domingo, a la calle 57 con carrera 30.

El viejo hablaba del equipo de Freddy Rincón, de Wilmer Cabrera, de Raúl Balbis. El equipo de Jorge Luis Pinto. Siempre le dedicó varios minutos a contar anécdotas de ese equipazo que fue el Santa Fe de 1988.

Su tono de voz y rostro cambiaban cuando tenía que finalizar la historia. Fue la época en que los capos usaron al fútbol profesional colombiano como futbolín. Los trofeos, -manchados con la sangre de colombianos inocentes- de ese torneo se quedaron en las vitrinas de otros.

Ese Santa Fe no ganó nada. Y no sólo eso: los Rincón, Cabrera y Balbis fueron la base para que otro equipo forjará su historia de títulos, que aún hoy, merecidamente, sigue pagando con creces. Pero el viejo aún sigue hablando de ese equipo.

Como aquel Santa Fe de 1998, esta versión recargada de 2013 no ha ganado nada. De hecho, está muy lejos de hacerlo. Pero hay equipos que superan los resultados. Sí, hay equipos que son más grandes que los trofeos.

Este Independiente Santa Fe que tenemos el privilegio de ver está por encima de un título o de un trofeo. Este equipo, este cuerpo técnico y está directiva, a fuerza de una idea llena de sentido común, de coherencia, de un estilo de juego definido, claro y repetido (compare la nómina usada el 15 de julio de 2012 con la utilizada el 26 de junio de 2013. Se sorprenderá), ya está en la historia. Qué no es poco.

Y eso, que aún no ha ganado nada y tiene todas posibilidades de hacerlo. Pero sobre todo, tiene toda la capacidad para hacerlo. Lo que viene es una moneda al aire, que esperamos caiga a nuestro favor.

Las afirmaciones son temerarias, sí. Que parten de una pregunta, ¿este equipo será histórico en caso de no ganar nada?

Dicen que la historia sólo recuerda a los ganadores. Puede que sea cierto. Pero aquellos que hemos tenido que padecer las derrotas, entendemos que las anécdotas, que los recuerdos, que esos pequeños triunfos, esas pequeñas alegrías, pueden valer más que un título.

Se viene la recta final para este Santa Fe modelo 2013. La más compleja. Y créame, si usted está leyendo estas líneas sabe que falta mucho, con en aquel diciembre de 2010, donde faltaron segundos, o en aquel 1988 donde sobraron narcotraficantes.

Y usted, y yo, seguiremos discutiendo –con más o menos respeto- sobre lo que puede hacer este Santa Fe. O lo que no logre. Pero estaremos de acuerdo en algo: este conjunto y este momento de la historia excede nuestros sueños, y por lejos superó nuestras más optimistas expectativas.

Y algún día, no muy lejano estaremos contando de memoria cómo jugaba el Santa Fe 2013. La nómina saldrá de corrido, rápido, como un Ave María, porque así son los equipos históricos. Así son los equipos que no necesitan trofeos para ser eternos.

¿Se imagina qué podremos contarle a nuestros hijos (si es que tenemos) sobre este Santa Fe versión 2013? Haga el ejercicio: piense por un momento qué anécdotas contaría. Qué jugadores destacaría. Es más, piense cómo describiría ese gol que tanto gritó. O todo lo que tuvo que hacer para poder verlo.

Así como el viejo, que todavía le dedica varios minutos a aquel “cardenal” de 1988: la tromba que no ganó nada, sólo el emotivo relato de un padre a su hijo, mientras iban camino a la cancha: algo que uno, ni mil trofeos podrán comprar.

Foto: Futbolred.com

Por: William Rincón
Twitter: @Wrincon