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Todos se abrazaban. Mientras tanto él, extenuado, estaba acostado boca arriba. Miraba al cielo y no quería más. Como si el triunfo que acababa de lograr no fuera tan importante.

Mientras la euforia de la victoria invadía a los 40 mil hinchas de Santa Fe, no podía dejar de ver a Marino García. No podía con su alma, de todo lo que había corrido. De pronto, vaya usted a saber, estaba pensando que hace seis meses no tenía contrato con un equipo, y esa noche estaba en cuartos de final de la Copa Libertadores de América.

Marino García es el rostro de una realidad de la vida: todo cambia, excepto los recuerdos. Y es que, este Santa Fe escribe los capítulos y los recuerdos de una historia que algún día, orgullosos, contaremos a nuestros hijos, si es que tenemos, y a nuestros nietos.

Este fútbol cortoplacista parece que no da tiempo para reconocer hechos que marcan historia. Santa Fe, ese Santa Fe que en 2010 no tenía patrocinios, que estaba agobiado por la Ley 550 y que no podía pagar salarios, en tan sólo 3 años eliminaba un equipo brasileño como Gremio, cuya nómina cuesta lo que vale la mitad de las nóminas del fútbol colombiano.

Es que Santa Fe está en cuartos de final de Copa Libertadores. Es que Santa Fe se clasificó con tres fechas de anticipación en el torneo local. Es que Santa Fe se democratizó. Es que Santa Fe salió de la Ley de quiebras. Es que Santa Fe, este Santa Fe es la demostración viva que la seriedad, la idea sobre el resultado es la única fórmula para tener éxito.

Pero esto no para. Como si fuera poco lo que esta institución está realizando, hay que afrontar otra cita con la historia. Y sí, será muy complejo. Durísimo. Porque además del rival (Real Garcilazo es gran equipo), hay que sumarle la cercanía con el éxito, y eso no es fácil para nadie. Nunca.

Partidos como el de Santa Fe y Gremio no dan para análisis. No se juegan bien o se juegan mal. Se ganan o se pierden. Y Santa Fe lo ganó, con sus armas, con su paciencia, con los dientes apretados. Con su historia, esa que por más que tenga el mejor presente, siempre nos acompañará.

Y nosotros, usted y yo, con nuestras diferencias, con nuestra pasión individual e intransferible, somos testigos de este presente. Ni usted, ni yo, dimensionamos esta realidad, pero no dude que en unos años le diremos a nuestros nietos, si tenemos, que Santa Fe, que este Santa Fe, nos supo hacer felices.

Y usted apreciado lector, dirá que este redactor puede estar exagerando. Y razón no le faltará. Pero créame una cosa: noches como la del 16 de mayo de 2013, las vamos a contar una y tanta veces. Como seguro, lo hará Marino García a sus nietos. Si es que tiene.

Por: William Rincón
Twitter: @wrincon

Foto: Antena2